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3 mar 2009

Unificacion Alemana

Imperio alemán en 1871.
Los Estados miembros del Imperio alemán (durazno), con Prusia en azul.La Unificación de Alemania es un proceso político que tiene lugar a finales del siglo XIX y que culmina con la creación del Imperio Alemán.

Antes de la formación de un Estado nacional unificado, el actual territorio de Alemania se encuentra dividido en un mosaico político de más de 30 estados. Entre ellos destacaron, por su importancia económica y política, Austria y Prusia. Desde principios del siglo XIX se inició un proceso de organización de un Estado nacional en Alemania. Un paso importante en este proceso fue la formación de un mercado único en la región, impulsado por la aristocracia terrateniente (los junkers) de Prusia y la burguesía industrial de la cuenca del Ruhr. Un hecho trascendente se produjo en 1835 con el establecimiento de la unificación aduanera (Zollverein) que integró el territorio prusiano con otras regiones alemanas. Sin embargo, debido a las diferencias políticas entre Austria y Prusia, entre otras causas, el proceso de unificación no pudo llevarse a cabo en la primera mitad del siglo XIX. Desde 1848 fue cada vez más intensa la actividad política de grupos nacionalistas que alentaban la formación de un solo Estado para todos los alemanes.

Sin embargo, el liberalismo era una gran amenaza para las intenciones monárquicas de Austria y Prusia, por lo que crearon alianzas para el control gubernamental de cada nación:

La Santa Alianza. El tratado fue firmado el 26 de septiembre de 1815, por el emperador Francisco I de Austria, el rey Federico Guillermo III de Prusia, y el zar Alejandro I de Rusia, que fue su principal promotor. Estas tres potencias estaban unidas por una Santa Alianza. Aunque éste era un asunto político tenía mucho que ver con lo religioso puesto que la idea de este acuerdo era completar el proceso de restauración y pacificación de Europa pero a través de ideas cristianas tanto en asuntos internos como externos. A este acuerdo se unieron otros reinos europeos después de un tiempo .
La Cuádruple Alianza (no debe ser confundida con la alianza de países liberales creada precisamente para oponerse a la Santa Alianza). Estaba formada por la Santa Alianza, a la que se sumó Inglaterra. Su principal promotor fue el premier británico Castlereagh. Las bases fueron, entre otras, mantener incluso por la fuerza los cambios impuestos por el Congreso de Viena y vigilar las ideologías liberales.
La Quíntuple Alianza. En esta alianza participaron las cuatro potencias y Francia, que había recuperado su monarquía. Su principal promotor fue Metternich. El tratado fue firmado en 1818. Con esta alianza se buscaba acabar con cualquier movimiento liberal que perjudicara al sistema monárquico. Esto permitía a las alianzas la capacidad de intervenir en cualquier nación si era necesario.
Prusia y Austria eran muy distintas en sus aspectos económicos, sociales y políticos. Austria estaba dirigida por una monarquía de corte centralista y autoritaria, que gobernaba un territorio habitado por diferentes pueblos —eslavos, alemanes, húngaros, rumanos e italianos— que tenían distintas lenguas, religiones y costumbres. Esto fue motivo de frecuentes sublevaciones contra la monarquía austriaca, ya que el principal reclamo era el derecho a la formación de sus propios Estados nacionales.

En lo económico, Austria era un país que no contaba con recursos ni con una burguesía poderosa capaz de lograr un desarrollo industrial propio. El mantenimiento de un ejército y una administración que garantizasen la unidad imperial le creó graves dificultades financieras. Prusia, en cambio, experimentó un desarrollo económico muy intenso, que hizo de ella el centro del crecimiento industrial de la región. El aumento de la producción de acero, carbón y hierro, en la segunda mitad del siglo XIX así lo demostró.

Las comunicaciones —ferrocarriles, barcos de vapor, telégrafos— crecieron de tal modo, que permitieron la formación de un activo mercado económico. Además la población prusiana era mucho más homogénea que la austriaca, ya que no existían pueblos tan diferentes en su lengua, religión y costumbres. El desarrollo económico prusiano tuvo otras consecuencias: la consolidación de una burguesía industrial, aliada a los terratenientes (junkers) y el predominio en su gobierno de ideas liberales, que buscaban la formación definitiva de un Estado nacional.

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